DONOSTIA. Un total de 854 perros fueron abandonados por sus dueños a lo largo de 2010 en Gipuzkoa, según datos facilitados por la Asociación Protectora de Animales y Plantas de este territorio. Y en 2011, con informes recogidos hasta el mes de abril, la cifra asciende hasta los 240 abandonos caninos en apenas cuatro meses.
Los principales motivos de esta elevada cifra, similar a la de cualquier otro ejercicio (se puede hablar de una media anual de 900 abandonos), tienen que ver con la crisis financiera y con la incapacidad de mantener a las mascotas por los problemas de salud (alergias) que causan en sus dueños. "La precaria situación económica que están viviendo algunos hogares con perro les está obligando a abandonarlos. Incluso, se están dando casos en los que familias con perros se ven obligadas a vivir de nuevo en casa de los padres y, en ocasiones, la mascota no es bienvenida", asegura Gemma de la Peña, trabajadora de la Protectora, sobre la primera razón.
Ahora bien, matiza, el abandono en época estival ha descendido de un tiempo a esta parte. "Hace unos años, el abandono de perros en verano por motivos vacacionales era bastante frecuente, pero esta tendencia está disminuyendo, puesto que ahora hay hoteles y centros caninos donde poder dejar al animal en buena compañía y con seguridad", subraya.
También conocida como Zuhaitz-pe, la Protectora de Animales y Plantas de Gipuzkoa es un centro integral de ayuda a los animales que tiene convenios con numerosos ayuntamientos del territorio, los cuales le entregan los canes abandonados que se encuentran vagando por las calles de su localidad. Aunque no es esa la única vía por la que llegan los animales. "Si bien es cierto que la gran mayoría de los perros abandonados que tenemos los recibimos de esta forma, también hay dueños que, sabiendo que no pueden seguir manteniendo a sus perros por diferentes motivos, prefieren traérnoslos aquí antes de dejar a sus mascotas tiradas en la calle", expone De la Peña a ese respecto.
Los animales reciben todo tipo de tratamiento sanitario, vacunas, desparasitaciones y atenciones que requieran y son dados de nuevo en adopción. En ocasiones, no obstante, son adiestrados para ayudar a gente invidente o con discapacidades físicas o mentales.
UN NUEVO HOGAR Los perros, como cualquier otro ser vivo, necesitan cariño y amor pero, a su vez, tienen la capacidad de devolver ese afecto y hacer compañía a muchas personas, que acaban considerando al animal como uno más de la familia. Y con ese doble objetivo de dar y recibir afecto, la Protectora dio en adopción 346 perros durante 2010. "Cuando una familia acude a nuestro centro con la intención de adoptar un perro, lo primero que hacemos es mantener una charla con ellos e informarnos sobre su situación económica y su horario laboral", afirma De la Peña. La intención, indica, no es otra que asegurarse de que los interesados presentan cierta solvencia económica para mantener al can y tiempo libre suficiente, alejado del trabajo, para dedicárselo a él.
Una vez asegurado el futuro del perro en su nuevo hogar, los interesados eligen la raza y la edad del animal. "Solemos dar un paseo por el centro con los acogedores, les mostramos las razas de las que disponemos y les enseñamos su ficha de identificación", revela la trabajadora. Generalmente, la gente que vive en piso busca perros pequeños y tranquilos, mientras que los que tienen jardines amplios y terrazas en sus hogares optan por perros más grandes. En cualquier caso, "lo más importante es el amor y el cariño que se le pueda dar al animal y aportarle la dedicación diaria que requiere".
Los perros que finalmente se dan en adopción están vacunados y esterilizados, persiguiendo con ello "evitar las camadas inesperadas que propician los abandonos masivos". Además, explica De la Peña, los animales tienen un chip de identificación incorporado.
